Me tocó la crónica, apremiado vía telefónica, a través del móvil de Jose-Josito, por Dany The Mozaga’s Pantera, quien, como no estuvo, quiere detalles. Pero como me cuesta repensar los partidos pasadas las horas (y los días, ya no te digo), vamos a quedarnos con lo principal del partido del sábado ante el Imperial.
Y lo principal, fue el espíritu. Un espíritu el del Viña al que no le pudo ni el jugar con diez hasta casi el final de la primera parte (por compromisos publicitarios de muchos compañeros); un espíritu al que no le arredró enfrentarse con uno de los equipos más completos de la categoría que siempre está luchando arriba y que se presentó con su plantilla al completo; un espíritu que se sobrepuso al hecho de tener a varios compañeros tocados o recién salidos de lesiones.
¿Y cómo interpretamos esto si lo comparamos con otros partidos en que estamos casi todos y nos enfrentamos a equipos a priori más asequibles? La clave la dio Lolo ya en la caseta: “Jugamos colocaditos todo el partido”. Totalmente de acuerdo: no perdimos la compostura (cosa que a menudo sí nos pasa; entono el mea culpa por la parte que me toca) en ningún instante.
Mientras estuvimos con diez, en vez de echarnos atrás, nuestros dos centrales Capi Ruyman y Jose The Dog (inmensos) estuvieron con sendas marcas, al igual que los dos carrileros, Potro y Lolito, que taparon como jabatos y subieron cuando hubo posibilidad. Entre los cuatros conformaron una línea casi inexpugnable que propició que nuestro polifacético Javi ‘Ablanedo’ viviera un partido realmente tranquilo, sin tener apenas que mostrar sus dotes bajo el arco (en el mano a mano del gol, poco pudo hacer; sabíamos que era un riesgo que había que correr).
En el centro, Johnny y un servidor tratamos de tapar cuanto pudimos, de achicar creando superioridad defensiva sin que se notaran mucho los huecos necesariamente libres a nuestra espalda y, con el aliento sobrante, de enganchar en condiciones con la gente de arriba. En las bandas Gustavo y Aldany estuvieron perfectos: mostraron compromiso defensivo, verticalidad y calidad; qué más se puede pedir.
Y arriba, Gerar, que entró como agüita de mayo y dio el plus de toque y asociación que nos faltaba para que ellos se acojonaran como lo hicieron y, cómo no, Humber, que se batió el cobre olvidando sus problemas de espalda, incordió, se ofreció sin tregua y metió un gol que nos sentó muy bien. Y al final, como bien apuntó el míster Fernando en el vestuario, a punto estuvimos de llevarnos los tres puntos que, tras lo visto, creo que bien pudimos merecerlos.
Y ahora la pregunta es: ¿Por qué no jugamos siempre así, por qué no somos más regulares, más pausados, menos precipitados, por qué no explotamos más nuestras armas y nuestras cualidades, y más cuando estamos todos? No tengo ni idea.
Pero, seguro, el próximo partido, con las pilas cargadas, con el ímpetu de los compañeros que el sábado faltaron, lo vamos a intentar. Y si jugamos con lo que dice el título de esta crónica, lo probable es que ganemos. ¡Arriba Viña Nava!
By Félix Morales (The Writer)
No hay comentarios:
Publicar un comentario